Pentalogía de los sentidos: Vista
Se dió cuenta que al levantarse, había madrugado demasiado. Era de noche y no veía nada. Es igual pensó. Se levantó de la cama, salió al pasillo y llegó al cuarto de baño. Y allí, al encender la luz, comprobó la cruda realidad.
Todos sus temores que anidaban en su alma se confirmaron de golpe. Ahora tenía que asumir su existencia aunque esperada, le costaría. Pero tomó la decisión de despojarse de toda sensación anterior y crear una nueva que le llevara a sentir que no va a temer su nueva vida.
Empezó por llenar el resto de los sentidos con todos los recuerdos posibles. Los colores, las formas, los lugares. A limpiar de sentimientos dolorosos su espíritu. La tristeza, amargura y la pena la borró de golpe.
Empezaba la nueva. Y sobre todo, tomó como referencias a todos sus seres queridos que no durarían en ser su luz.
Se había preparado para ello durante el periodo que su larga enfermedad le había avisado, y no tenía miedo, solo estaba desorientado, pero era normal, su capacidad de sufrimiento de toda una vida le hacía fuerte y seguro.
Salió del cuarto de baño después de asearse. Incluso de afeitarse y ducharse. Ahora sus pasos serian firmes y seguros. Se había vencido a sí mismo, era su mejor hazaña, ya nada podría con él
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3 Comentarios
Lely Vico
Me gusta la forma positiva de narrar una desgracia, enhorabuena.
Mari Cruz Vico García
Me encanta este blog
Patxi Hinojosa Luján
Cruda realidad enfrentada con toda la decisión y optimismo posibles. Crudo aunque magnífico relato, querido amigo Txentxo. Enhorabuena. Un fuerte abrazo.